Historias de un viernes, pero no un Viernes cualquiera.
Cierro los ojos y vuelvo a caer rendido en mi preciosa cama acolchada. Ha pasado el día y deseo con ahínco nuestra nueva aventura. Estoy nervioso, pero Balú lleva un par de horas en alerta. En cuanto se acerca la hora de salir los ojos le comienzan a brillar. Incluso se ha enfadado conmigo porque he intentado jugar con él. Ya lo voy conociendo. Mejor dejarle espacio. Me voy a entretener explorado el jardín. No es muy grande, pero seguro que alberga sorpresas inesperadas. Lolo sale detrás de mí. Quizás tenga cosas escondidas que no quiere que yo encuentre.
─¿Estas preocupado por tus tesoros Lolo? pareces mi sombra ─le digo
─No, pero quiero saber donde metes tu hocico. Este es mi territorio. Tú solo eres un invitado. Estás de paso ─me contesta.
─Eso de que estoy de paso ya lo veremos. No pienso irme de esta casa nunca ─le espeto con rabia
Ya sé que me están buscando otra casa, pero no me resigno a irme. Con un poco de suerte nadie me querrá y ella no me dejará en la calle ni en ninguna perrera. Tendrá que quedarse conmigo para siempre.
Escarbo debajo de los árboles de cierre. Me ha llegado un olor extraño. Es un hueso. Debe ser del blanquito, por eso está tan nervioso. Lo volveré a tapar , así cuando tenga hambre sabré donde buscar.
La esquina que más me gusta para esconder cosas es la de las hortensias. Pegado al muro hay una zona de tierra blanda perfecta para un buen botín. Un pequeño agujero delata la presencia de topos. ¡Genial! Podré practicar la persecución antes de ponerme con los conejos. Espero que sean pequeños, porque debo confesar que me asustan un poco esos bichos oscuros. Si ella me mira me haré el valiente para impresionarla. Debo usar todas las técnicas de conquista que pueda.
Lolo sigue pegado a mis patas traseras ¡que pesado!.
─¿no me vas a enseñar tus rincones favoritos? ─le pregunto con ironía
─Si claro, para que me los quites ─se enfada─ Búscate los tuyos propios. Aunque esto es muy pequeño para los tres. Así que listillo, vete haciéndote a la idea de que aquí ni pinchas ni cortas.
Otra vez con lo mismo, pero por que le estorbaré tanto. La casa y el jardín son suficientemente grandes para los tres. Solo con unas pocas reglas podríamos vivir en armonía. Soy más listo que ellos. Lo conseguiré. Me aceptaran y seremos todos juntos felices para siempre.
Bueno, esto ha sonado a cuento infantil pero como siempre tienen finales felices me viene como anillo al dedo. Soy Viernes el Rastreador. Y mi cuento tendrá el final más feliz de todos los cuentos escritos hasta ahora.
Nos está llamando. Salimos pitando para casa. A prepararse que hay excursión.
Do Miño ao Tamuxe
Nuestra ruta de hoy comienza en el Concelho de Caminha. Partimos del parque de campismo da Mata do Camarido. Esta Mata nació con 164 hectáreas de floresta mandada plantar, hace 6 siglos, por el rey D. Dinis. En la actualidad sus 143 hectáreas discurren a lo largo de las “Freguesias” de Vilarelho, Cristelo e Moledo . Pero no nos adentraremos en ella, sino que la bordaremos por la Foz do Minho. Este primer tramo discurre por una pasarela de madera con unas vistas magníficas hacia Caminha, Camposancos y A Pasaxe. El día es claro, brillante, de sol vivaz golpeando las verdes aguas del río. Un río mestizo, donde lo dulce y lo salado se mezclan. Estamos en la desembocadura. El Miño se pierde para siempre engullido por el inmenso Atlántico. Será , a partir de ahora, una minúscula aportación al Océano que nos une con América y África. Quizás una microscópica gota toque los brazos de algún estibador en Banjul, el pie de un bañista en San Juan de Puerto Rico o la bota de un pescador en Galway. Nuestro río no muere, se transforma orgulloso en nueva vida.
Continuamos por el dique. Pasamos un pequeño muelle donde las barcas descargan sus artes de pesca y capturas. Botes de madera descansan al sol a la espera de alguna crucial reparación. Este dique, paralelo a la N13, es nuestra senda hasta el muelle de atraque del ferry que nos pasará a A Pasaxe ya en el Concello de A Guarda.
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El “Santa Rita de Casia” es el único ferry transfronterizo que queda en el Miño. Con un recorrido en forma de U de aproximadamente 2 Kilómetros transporta personas y vehículos de un lado al otro del río. Por el módico precio de 1 Euro disfrutaremos de un maravilloso paseo. Este ferry, que para su funcionamiento depende del dragado de las arenas del fondo, estuvo tiempo sin funcionar por la negativa o pasividad de las autoridades españolas competentes para ese fin. Aún así dependemos del horario de las mareas para el funcionamiento y uso. Muy utilizado como medio turístico es también paso imprescindible del camino portugués por la costa.
El Santa Rita nos lleva despacio pero seguro, surcando las aguas cuan bastión conquistador, hacia territorio español. Girando la cabeza dejamos atrás Caminha, villa fortificada. Fue punto avanzado de la estrategia militar portuguesa en la lucha contra castellanos y leoneses. D.Dinis ordenó aumentar las murallas y construir dos torres más. Diez torres y tres puertas, la de Sol, a Nova y la del Marqués protegían la villa de incursiones hostiles. 1 de Junio de 1371 D. Fernando creo el Condado de Caminha haciendo conde a D. Alvaro Pires de Castro, y en 1391 se le concedió el privilegio de “povo franco”. Esta medida desarrollo extraordinariamente la vida marítima y el comercio local permitiendo el inicio de la construcción de la Iglesia Matriz en 1428.
Parece que los cañones asoman entre los huecos de las murallas dispuestos a dispararnos. Somos enemigos huyendo hacia tierras gallegas. Se escucha un “boom”, pero no son la artillería sino pirotecnia de fiestas anunciando el día de su patrón. Imaginándonos a los caballeros avanzar por las calles empedradas de Caminha, prestos a la batalla , giramos nuestra vista hacia A Pasaxe. Es el punto de atraque del “Santa Rita”. Descendemos del ferry.
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Impresiona el antiguo colegio “Apóstol Santiago” de los Padres Jesuitas. Hoy en ruinas, fue el germen de las universidades de Deusto y Comillas. En 1938, con el traslado a sus dependencias del Tribunal Militar número 1 de Asturias, se convirtió en el mayor campo de concentración en Galicia durante la Guerra Civil. Casi 3000 presos convivieron con el hambre, la tuberculosis y un frenético ritmo de cuatro consejos de guerra al día hasta su cláusula tres años después.
Girando a la derecha nos encaminamos hacia la zona industrial donde nos sorprende un astillero y el muelle. Y justo al final de esta zona enlazamos con la PRG-160, que comienza en la Iglesía parroquial de San Lorenzo de Salcidos hasta el Colegio de los Jesuitas , que acabamos de pasar.
Por la bajada a Caselas llegamos otra vez hasta el río . Estamos en pleno estuario, zona de especial protección de los valores naturales. Con un observatorio de aves y unas magnificas vistas hacia A Serra DÁrga, Seixas y Vilanova de Cerveira.
Aquí la biodiversidad es enorme. Hasta 16 especies de peces hace del Miño uno de los cursos de mayor diversidad piscícola de los ríos gallegos. Aves, en la mayoría acuáticas, como garcetas, gaviotas, cormoranes , garzas reales, etc. , las podemos ver en varios puntos del recorrido. Pasamos el Camping Santa Tecla y nos situamos frente a “Ilha da Xunqueira”. El estuario, con el Oceano Atlantico a las puertas y la desembocadura del río Coura, junto con las condiciones climáticas de la región permite la creación y mantenimiento de una gran diversidad de hábitats. Juncales, galerías ripícolas, bancos de arena y campos agrícolas atraen a una gran variedad de especies (Nutrias, salmones, patos...) . Esta es zona de especial protección de aves , perteneciente a la Red Natura 2000.
Avanzamos , la senda nos conduce hasta la cámara de combustión de un antiguo horno cerámico. En estas riberas del Miño, aprovechando la naturaleza arcillosa del terreno, existió una importante industria de fabricación de útiles, como tejas y cerámicas diversas.
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Estos hornos cerámicos tradicionales se componen de dos partes. La primera, que hace de cámara de combustión, va enterrada y conforma un espacio que comunica con el exterior por la boca del horno, y está dotado de una rejilla abovedada que se apoya en varios arcos. La parte superior es el horno propiamente dicho.
Dejamos atrás el camino principal para adentrarnos de nuevo en zona de humedales. El río ha invadido las zonas bajas formando pequeñas lagunas y ríos. Lugar privilegiado para instalar un observatorio de aves. No nos detenemos, cruzamos la pasarela de madera sobre el cauce del pequeño entrante que se ha formado y bordeando las zonas húmedas volvemos a la senda principal. Un giro a la derecha nos conduce entre campos de cultivo y pequeñas zonas boscosas. Las zonas cultivadas se vuelven más abundantes. Pequeños invernaderos y viviendas unifamiliares nos empujan hacia la carretera Po-552 que enseguida abandonamos para descender, de nuevo, hacia el río. Estamos en el extremo opuesto de la “Ilha da Xunqueira”. Ya tenemos a la vista la “Ilha Morraceira do Grilo”. Y entre ambas desemboca el río Tamuxe. Lo bordeamos hasta cruzar por su puente y recorrer la PRG-112 hacia su tramo final. La 112 es la senda de pescadores del Río Tamuxe.
En este tramo que vamos a recorrer están las ruinas de un antiguo aserradero de vapor. Seguimos el Tamuxe curso arriba. Discurre silencioso enseñándonos los rastros de las últimas crecidas. Barcas volcadas o a decenas de metros del cauce. Tierras de cultivo y agricultores se reparten el disfrute de esta senda. Caminamos , despacio, curiosos y maravillados para que poco a poco nuestros pies se detengan delante del “Muiño das Aceñas”. Rehabilitado como aula de Naturaleza está en un enclave excepcional. Aguas cristalinas invitan al baño. Rodeado de un bosque de ribera y acondicionado como parque de meriendas, es el lugar idóneo para pasar el día. Incluso una pareja de recién casados nos sorprenden haciendo su reportaje de bodas. Convivimos bañistas de agua y sol, senderistas, ciclistas y curiosos. Un remanso de paz para cerrar los ojos y evadir nuestra mente de todo lo perturbador de la semana. Hemos llegado al final de nuestra ruta de hoy.
Pero no tenemos prisa de abandonar el lugar. Disfrutemos del sol y de lo que queda de tarde. Porque lugares como este no se encuentran a menudo.